TRES RAZONES

Marcos 2, 1-2

Después de varios días, Jesús regresó al pueblo de Cafarnaúm y entró en una casa. Apenas supieron que Jesús estaba en la casa, mucha gente fue a verlo. Eran tantos que ya no cabía nadie más frente a la entrada. Jesús comenzó a darles el Anuncio de la Palabra.”

Amados: Por lo menos, hay tres razones por las que muchos o la mayoría de las personas pertenecen a alguna religión o van a los templos …los días de semana, o los sábados o los domingos. La PRIMERA RAZÓN es «porque tienen temor a ser condenados al final de sus días en esta existencia» y, por rutina, asisten a los templos para, así – calculan esos erróneamente – para, así, «comprarse» el boleto para entrar en EL CIELO y evitar «EL OTRO LUGAR». Pero, a Jesús – quien es EL CIELO – no se le puede comprar con nuestras mañas.

La SEGUNDA RAZÓN es para que todo les vaya humanamente bien en la vida en cuanto a salud y en cuanto a las posesiones materiales. Pero Jesús no es ninguna «farmacéutica» donde comprar la salud ni un «banco» donde pueda retirarse dinero.

La TERCERA RAZÓN es para conseguir – de la manera que sea – alguna sanación para sus cuerpos o para que se obre algún sensacional milagro sin que se les pida ninguna lealtad a Jesús ni que se les importune para que cambien sus torpes vidas. Pero, Jesús no es ningún prestidigitador como para divertir a nadie con trucos ni para satisfacer nuestros antojos.

Amados: La única razón por la que Jesús se encontraba en aquella casa y la única razón por la que tú tendrías que buscarLe es ÉL. La única razón para buscar a Jesús Cristo es: JESÚS CRISTO. Porque ¿Por qué conformarse con los milagros de Jesús cuando podemos tenerLO a Él? ¿Por qué conformarse con algo menos de lo que es Él? ¿Por qué conformarte tú con Sus milagros, cuando puedes tenerLO a Él constantemente dentro de ti OBRANDO EN TI?

† PADRE

“¡…ENTRARÉ EN TU CASA!”

MARCOS 2, 1-5

   «Después de varios días, Jesús regresó al pueblo de Cafarnaum y entró en una casa. Apenas supieron que Jesús estaba en la casa, mucha gente fue a verlo. Eran tantos que ya no cabía nadie más frente a la entrada. Jesús comenzó a darles el Anuncio de la Palabra.
   De pronto, llegaron a la casa cuatro personas. Llevaban en una camilla a un hombre que nunca había podido caminar. Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la tanta gente, subieron al techo de la casa y abrieron un agujero. Por allí bajaron al paralítico en la camilla donde estaba acostado.
   Cuando Jesús vio la gran fe y confianza de aquellos hombres, le dijo al paralítico: «Hijo: ¡Te perdono tus pecados!»

Amados: Jesús no siempre entra en la casa de los seres humanos, y no lo hace por muchísimas razones, pero Su anhelo e intención, como dice Apocalipsis 3, 20, es poder entrar siempre en nuestras vidas y partir el pan con nosotros. Nuestro Señor y Dios Todopoderoso jadea buscando entrada en tu vida y la mía para que, como dice Apocalipsis 3, 20, «¡Podamos cenar con Él!» Tanto es así que: Si Cristo Jesús no entrase a la casa de tu vida o la mía no es por falta de iniciativa o deseo Suyo sino por barrera que Le pongamos los hombres.

Nos dice el evangelista Marcos en el pasaje que leímos que Jesús se encontraba en una casa, y cuando la gente lo supo, abarrotó la casa de tal manera que no cabía nadie más. Afuera también había tanta gente que resultaba imposible hacerse paso hacia adentro. Amados: Es casi seguro que toda esta gente vino en busca de alguna sanación, de alguna curación física o para presenciar algún milagro. Pero Jesús, sin embargo, estaba en aquella casa para impartirles la grandeza de DIOS, no para entretenerles con una sanación física o para asombrarles con un milagro. Por tanto, en medio de tanta gente, Jesús – sin importarLe para nada la motivación que tuviese la muchedumbre – seguía dando EL ANUNCIO porque para dar la Buena Noticia era que Él estaba en aquella casa. Y, la Buena Noticia era ÉL mismo; la Buena Noticia se llama: ¡JESÚS CRISTO! Aquella muchedumbre en aquella casa vino en busca de lo que pudiera darles Jesús y no para escuchar la Palabra que salía de Su bendita boca NI en busca de Él. Amados: LA HISTORIA HA INCURRIDO Y SIGUE INCURRIENDO EN EL MAL HÁBITO DE REPETIRSE.

† PADRE