Autor: Padre Padre
PAPÁ: TÚ Y TU FAMILIA: ¿A QUIÉN VAN A SERVIR?
Josué 24, 14-16
Luego Josué añadió:
—Respeten a Dios, obedézcanlo, y sean fieles y sinceros con él. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraban en Mesopotamia y en Egipto, y obedezcan sólo a Dios. Si no quieren serle obedientes, decidan hoy a quién van a dedicar su vida. Tendrán que elegir entre los dioses a quienes sus antepasados adoraron en Mesopotamia, y los dioses de los amorreos en cuyo territorio ustedes viven ahora. Pero mi familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios.
El pueblo le respondió:
—¡Nunca abandonaremos a nuestro Dios! ¡Jamás seguiremos a otros dioses!
Amados: Este es el momento en que Josué reúne a los que son del Señor, reúne al Pueblo del Señor. Y los reúne porque los encuentra en infidelidad a Dios. Los reúne porque no han hecho caso del mandato del Señor y porque no han respondido con agradecimiento y con servicio limpio a los prodigios que en ellos y en medio de ellos el Señor había obrado.
Entonces, el caudillo del Señor los reúne. Llamó a todos: a pequeños y a grandes y los metió dentro de la presencia del Señor. Entonces, empezó a hablarles; empezó a relatarles la historia de las maravillas que el Señor obró en medio de ellos: cómo los sacó cuando estaban sirviendo a otros dioses y como los tomó y les prometió una descendencia. Como el Señor empezó a obrar prodigios en medio de ellos y como los sacó de Egipto y los pasó por el mar. Cómo, algunos se quedaban atrás, otros recibían el castigo del Señor y éstos seguían adelante. Cómo cuando estaban en peligro con los enemigos, el Señor tendió nubarrones y densas tinieblas en medio de ellos y los enemigos para que los enemigos no pudieran alcanzarlos. Él les recuerda que ellos mismos vieron con sus propios ojos, lo que Él había hecho con ellos: cómo los defendía; cómo el Señor entregó en manos de ellos a todos sus enemigos; cómo por medio del Señor, ellos pudieron poseer un trozo de tierra en donde pudieran servir y glorificar al Señor. Como se levantaron los enemigos de todas partes y vinieron gentes de todos los lugares -les recuerda Él- para maldecirles, para destruirles; pero el Señor fue quien maldijo a los malos y a éstos, su pueblo, Él los bendijo con su propia mano. Pasaron el Jordán, llegaron a Jericó y la gente de Jericó les hizo la guerra. No solamente la gente de Jericó sino todos los pueblos circunvecinos, pero el Señor siempre se puso por delante y ni siquiera ni un dardo ni una flecha de los enemigos les tocó porque el Señor iba delante de ellos. Él les llevó a una tierra donde el Señor plantó viñas, viñas para uvas de sangre y olivares para aceite de Espíritu Santo; pero ellos respondieron con infidelidad.
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Juan 1, 35-39
«Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos. Cuando vio que Jesús pasaba por allí, Juan les dijo: ‘¡Ahí está el Cordero de Dios!’
Al oír esto, los dos discípulos siguieron a Jesús. Jesús se dio vuelta, y al ver que lo seguían, les pregunta: ‘¿Qué buscan?’
Respondieron: ‘Rabí, Maestro, ¿dónde vives?’
Les responde Jesús: ‘¡Vengan conmigo y lo verán!’
Ellos fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde.»
Amados: Cuando Jesús escucha el corazón de aquellos dos discípulos preguntarLe: «RABĺ: MI LO MÁS GRANDE QUE HAY: ¿DÓNDE VIVES?», Su respuesta a ellos es la misma que nos da a todos los que queremos seguirLe: «¡Vengan conmigo y lo verán!»
Y cuando Jesús les dijo, «¡Vengan conMigo y lo verán» o cuando el Señor Jesús, nos invita y nos dice: «¡Vente conmigo y lo verás!», lo que les estaba diciendo a ellos Jesús y lo que nos está declarando, Él es: «Si te vienes conMIGO te voy a mostrar un mundo nuevo, te voy a llevar al cielo aquí sobre la tierra, te voy a hacer experimentar el latir de mi corazón de Dios-Hombre que muere de amor por ti, te voy a llevar conmigo a las verdes praderas aun en medio del más árido desierto, te voy a mantener lleno, llena de mi Luz en medio de la más densa tiniebla.»
Sigue leyendo “VENGAN CONMIGO, Y LO VERÁN”RABÍ, ¿DÓNDE VIVES?
Juan 1,38
«Jesús se volteó y preguntó a aquellos dos individuos que Le seguían: «¿QUÉ BUSCAN?»
Jesús no les preguntó: «¿A quién buscan?» Y no lo hizo porque ya esa pregunta de «¿A quién buscan?» estaría insinuando lo que ellos debían responder. Y, ciertamente, Jesús no quería colocar en los labios de aquellos dos lo que, quizá, no se encontraba aún en sus corazones. Amados: Cristo Jesús no anda en busca de la pleitesía ni la alabanza de boca de nadie. Cristo Jesús solamente busca corazones con una entrega de vida. Entonces y sólo entonces, «¡De la abundancia del corazón podrá hablar y alabar la boca!»
Los dos [ex-discípulos de Juan el Bautista] que se habían ido detrás de Jesús no se esperaban la pregunta. Y, no hubo tiempo para prepararse para la respuesta. Amados: Las respuestas más genuinas salen de los corazones más sencillos y espontáneos, corazones que no tienen nada que esconder, corazones que no esperan que se les haga preguntas. Así ocurrió con aquellos dos que seguían a Jesús.
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Mateo 7, 7-11
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre.
Amados: Tantas personas en esta vida, dedican la vida entera a la faena de diversas «búsquedas». Se van en pos de una carrera, profesión u oficio o de un puesto de prominencia y prestigio. Se van en pos del desarrollo de los talentos o habilidades que creen poseer. O, dedican sus vidas a buscar y encontrar las oportunidades que les van a facilitar el desempeño de la labor que ellos piensan estar capacitados para desempeñar en la vida. Pero amados: Si esas «búsquedas» que acabo de mencionarte han sido propulsadas e iniciadas por motivos de egoísmo y ambición personal, entonces esas «búsquedas» son metas equivocadas. Si, por el contrario, han sido inspiradas y propulsadas por motivos humanitarios, por motivos del bienestar de los demás, esas «búsquedas» muy bien podrían ser metas nobles, pero, aun así no son «búsquedas» o «metas» alrededor de las que deba girar toda la vida porque no van más allá de este horizonte terrenal y pasajero. No trascienden hacia lo más eterno.
Sin embargo, en esta vida, hay algunos que buscan algo infinitamente mayor. Hay unos pocos que buscan una dicha particular, que buscan una paz profunda, que buscan un gozo que no termine y un amor que nunca falle. Buscan algo, o mejor, a alguien que les permita vivir de verdad con ellos mismos, vivir de verdad con Dios, vivir de verdad con los demás. Amados: Ése es la única «búsqueda» verdadera. Ésa «búsqueda», es la «búsqueda» de quien se va detrás del Señor Dios y tan sólo Cristo Jesús puede concedernos esa meta.