Mateo 7, 7-11
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre.
Amados: Tantas personas en esta vida, dedican la vida entera a la faena de diversas «búsquedas». Se van en pos de una carrera, profesión u oficio o de un puesto de prominencia y prestigio. Se van en pos del desarrollo de los talentos o habilidades que creen poseer. O, dedican sus vidas a buscar y encontrar las oportunidades que les van a facilitar el desempeño de la labor que ellos piensan estar capacitados para desempeñar en la vida. Pero amados: Si esas «búsquedas» que acabo de mencionarte han sido propulsadas e iniciadas por motivos de egoísmo y ambición personal, entonces esas «búsquedas» son metas equivocadas. Si, por el contrario, han sido inspiradas y propulsadas por motivos humanitarios, por motivos del bienestar de los demás, esas «búsquedas» muy bien podrían ser metas nobles, pero, aun así no son «búsquedas» o «metas» alrededor de las que deba girar toda la vida porque no van más allá de este horizonte terrenal y pasajero. No trascienden hacia lo más eterno.
Sin embargo, en esta vida, hay algunos que buscan algo infinitamente mayor. Hay unos pocos que buscan una dicha particular, que buscan una paz profunda, que buscan un gozo que no termine y un amor que nunca falle. Buscan algo, o mejor, a alguien que les permita vivir de verdad con ellos mismos, vivir de verdad con Dios, vivir de verdad con los demás. Amados: Ése es la única «búsqueda» verdadera. Ésa «búsqueda», es la «búsqueda» de quien se va detrás del Señor Dios y tan sólo Cristo Jesús puede concedernos esa meta.