1 Samuel 17, versos 1-4; 8; 10-11
«Los filisteos reunieron su ejército para la guerra, y concentraron sus fuerzas en Soco, pueblo de Judá.
Por su parte, Saúl y los israelitas se reunieron y acamparon en el valle de Ela, y ordenaron sus filas para la batalla contra los filisteos. Los filisteos tenían sus posiciones en un monte y los israelitas en el otro, con el valle de por medio.
Del ejército filisteo salió un famoso guerrero, llamado Goliat, oriundo de Gat, de casi tres metros de alto.
Goliat gritó a las filas del ejército de Israel: ‘No hay necesidad que todo el ejército de ustedes salga, formado, para luchar. Yo represento a los filisteos y me enfrento con cualquiera. Ustedes todos son esclavos de Saúl. Así que, escojan lo mejor que ustedes tengan y que ése se atreva a luchar conmigo. Manden a uno, al que sea, y este asunto se resolverá enseguida.
‘¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Échenme a uno que pelee conmigo!’ Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo.»
Amados: El «secreto» en la vida no es que no haya «gigantes». No, siempre los habrá. El «secreto» es descubrir – como el muchacho David – descubrir ¿cómo?, ¿de qué forma? ¿con qué?, vencer, derrotar y cortar la cabeza a los «gigantes». El pasaje de la Palabra de Dios contiene parte del «secreto» para que venzamos sobre cualquier «gigante» que se nos presente en la vida. Te sugiero que las cinco piedras alisadas del río que el jovencito David escogió son simbólicas de «cinco» piedras en el orden del espíritu:
1. LA PRIMERA PIEDRA ALISADA es: La valentía, la osadía. La valentía a la que me refiero no es lo que por ahí se conoce como bravura o atrevimiento. No. La valentía a la que me refiero es el regalo que nos hace el Señor nuestro Dios cuando – en humilde y confiada súplica – Le entregamos a Él nuestros miedos. Cuando le entregamos al Señor – confiadamente – todos nuestros miedos, Él nos reciproca valentía. La valentía es el miedo antes de que se lo entregaras al Señor. Te lo digo de otra forma: La valentía es el miedo, pero el miedo «almidonado, transformado», por dentro y por fuera, por la bendición poderosa del Señor. Entonces, se hace realidad aquello del apóstol Pablo en Filipenses 4, 13: «¡YO LO PUEDO TODO EN AQUÉL QUE ES MI FUERZA!» Amados: Quienes somos – de verdad – del Señor y Le seguimos, sin fingimiento ni doblez, somos gente valiente; somos piedra alisada por las corrientes del AGUA DE VIDA que es JESÚS CRISTO.
2. LA SEGUNDA PIEDRA ALISADA es: La confianza, la fe en el Señor, confianza, fe entera como un granito entero. Amados: En el Señor, el «miedo» se transforma en «valentía». Y, en el Señor, la «valentía» se nutre de «la confianza» en ÉL. Goliat – en la lucha contra David – «confiaba»… ¿en qué y en quién «confiaba» Goliat?… Goliat confiaba en su coraza, en su casco, en su espada, en su lanza, en su jabalina, en sus armas militares, en su fuerza. Goliat confiaba en Goliat. Mientras que la fe y confianza toda de David estaba puesta en el Dios Vivo y en la victoria que Él siempre entrega a los suyos.