ACCIÓN DE GRACIAS SIEMPRE

Salmo 100

“¡Aclamen al Señor, habitantes de toda la tierra! ¡Sirvan al Señor con alegría! ¡Alléguense ante él entre gritos de júbilo! Reconozcan que el Señor es Dios. Él nos hizo y somos suyos. Pueblo suyo somos y ovejas de su prado.

Entren por sus puertas con Acción de Gracias, por sus atrios con alabanzas. Denle gracias, alaben su nombre: El Señor es bueno; para siempre es su amor y por todas las edades su fidelidad.”

Amados: “Acción de Gracias” no es una mera “acción” como tampoco es un mero “día”. Por lo menos, para nosotros no puede serlo. “Acción de Gracias” – en ti y en mí que seguimos y ansiamos vivir al Señor Jesús – además de una “actitud”, deberá ser una “inclinación”, una “disposición” natural que, espontánea y constantemente, brota de nuestra pobre vida por aquello de que, un día inolvidable, llegó – a las fibras más sensibles de nuestro ser – la PERSONA y la SALVACIÓN PRECIOSA de Jesús Cristo, el Señor.

Amados: Esa “disposición”, esa “inclinación”, esa “actitud” de ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS!, ¡GRACIAS! es la que, nosotros, seguidores del Señor Jesús debiéramos humildemente mostrar, lucir, exhibir y ostentar cada día ya sea en lo oscuro del valle como en la claridad de la montaña, cuando nos estremecen los vientos de las tormentas o se encuentran calmados los mares, cuando nos fallan las fuerzas físicas o cuando se muestra ágil el cuerpo, cuando los humanos a nuestro alrededor nos acogen o cuando, de pronto, se vuelven indiferentes: ¡GRACIAS!, SIEMPRE: ¡GRACIAS!

† PADRE